El territorio hoy identificado como la Zona de Reserva Campesina del valle del río Cimitarra (ZRC-VRC) guarda desde hace décadas los graves impactos ocasionados por el conflicto social y armado que se ha desarrollado principalmente en el campo colombiano, conflicto que las comunidades han logrado resistir gracias a la organización comunitaria pero que las ha convertido en víctimas a nivel colectivo.

Frente a ello, se resalta que la ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas y Restitución de Tierras) reconoce el derecho de todas aquellas personas afectadas por el conflicto social y armado al esclarecimiento de los hechos y por ende el reconocimiento de la verdad, la garantía del acceso a los sistemas de justicia y, en consecuencia, la implementación de medidas de reparación colectiva.

“Mirando los daños causados por el Estado, a mí me tocó estar cinco años sin salir a Barrancabermeja, me tocó salir cuando fui en la reclamación de los compañeros, cuando salimos cómo 150 personas de la región, juntándonos en La Cooperativa, y la gente que se daba cuenta que nosotros veníamos a reclamar a los compañeros detenidos por la Fuerza Pública decía: ‘Estos salen a Barranca pero no vuelven a entrar’. Según estaba la situación tan mala, uno no podía abrir la boca porque ahí mismo tenía el cañón puesto, pero gracias a Dios salimos y nada nos sucedió. Tenían en lista 18 integrantes de la Asociación Campesina”, relata don Aristarco, de la vereda El Bagre de Yondó, Antioquia, en referencia a las marchas que pedían la libertad de sus líderes judicializados en el 2007.

Es por ello que la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra – Red Agroecológica Nacional (ACVC-RAN), en el marco del Proyecto de Memoria Campesina y Protección de Derechos para la Paz en el Valle del Río Cimitarra, viene desarrollando desde enero de 2017 un conjunto actividades en las tres seccionales enfocadas a aumentar las capacidades de protección y autoprotección de los derechos humanos, derechos campesinos y a los defensores de los mismos, a través de la recuperación de la memoria histórica y la reparación del daño colectivo sufrido por las comunidades de la ZRC-VRC.

Gente que resistió porque no tenía a dónde ir

En este contexto, fue fundamental el Encuentro Regional del Magdalena Medio “Arando Memorias Campesinas: Rutas de Reparación y Protección en el Valle del Río Cimitarra” el pasado 16 y 17 de marzo en San Pablo, Sur de Bolívar, con el fin de generar espacios de encuentro de las comunidades en torno a la reflexión de la importancia de construir memorias campesinas y que, a partir de éstas, se planteen propuestas y rutas para exigir dicha reparación. Así mismo, partiendo de los insumos de memoria y las resistencias de los habitantes del territorio, generar mecanismos de protección que permitan a los campesinos mayores garantías para el ejercicio de sus derechos y la permanencia en el territorio.

“…mi familia pues son campesinos, son gente que resistió porque no tenía a dónde ir y tampoco se metía con nadie. Mi familia y mi papá siempre fueron muy neutrales, ni para allá ni para acá, y a veces cuando la cosa estaba muy fea se iban de la finca a dormir al monte. Cuando ya pasaba todo eso regresaban a recoger lo que quedaba por ahí porque a veces se perdían gallinas, animales, y otras personas ya tenían amenazas directas porque la guerrilla llegaba y se hospedaba en la casa. ¿Quién le va decir que no se hospede a alguien? ¿Nadie, cierto?”.

“Entonces cuando no era eso, cuando no era la guerrilla que tildaba a la gente de auxiliadora de los paramilitares, era al contrario. Cuando entraban la comida, la restricción en los alimentos que decían que eran para la guerrilla, la gente tenía que vivir condicionada, porque si traía un mercado le quitaban, decían que eso era para la guerrilla, que ‘¿Ustedes cuántos son en su casa? Eso les tiene que aguantar para tantos días, venga para acá el resto’, o te quitaban todo el mercado”, apunta Diana Barahona, campesina de la vereda Puerto Matilde, corregimiento de Yondó (Antioquia).

Aportes a la Comisión de la Verdad

La construcción de memoria histórica de la ACVC y la ZRC-VRC inicia desde los relatos y voces de quienes han habitado el territorio, campesinos históricamente marginados en medio de la violencia y la inequidad, conflicto y pobreza que el Estado y la sociedad colombiana ha desconocido. Es también la oportunidad de hacer aportes a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, la cual se crea en el marco de los acuerdos entre el Gobierno y las FARC con el objetivo de establecer las causas y origen del conflicto armado en Colombia. Así mismo, es una oportunidad de resaltar el proceso de colonización y organización del campesinado, evidenciado sus capacidades de lucha.

“Es importante definir para este caso la construcción de región como campesinado, como sujeto político, en este caso de organización rural, agraria y en resistencia por la tenencia de la tierra y el territorio. En el proceso del año 96 para acá, que surge la Asociación Campesina cómo organización de manera legal, se da la posibilidad de incluir en las negociaciones en estas dos movilizaciones como lo fueron las marchas del 96 y el éxodo del 98, la figura de zona de reserva campesina que venía del año 94 en la ley 160, que afortunadamente se declara en el año 2000 y Uribe decide congelarla hasta el 2012, y que hoy nos da un respaldo muy grande en términos de legitimidad y autonomía en el territorio”, asegura Gilberto Guerra, coordinador general de la ACVC.

Para la ACVC el proceso de reparación colectiva representa una gran oportunidad para la real implementación del plan de desarrollo sostenible promovido y construido por las comunidades de la ZRC-VRC, en sus doce líneas estratégicas de desarrollo referentes a las garantías para el ejercicio de los derechos humanos y la aplicación del derecho internacional humanitario: acceso a la tierra, protección ambiental, desarrollo de economías campesinas, infraestructura social, salud y saneamiento básico, fortalecimiento organizativo y participación política, empoderamiento de la mujer campesina, fomento de la agroecología, educación enfocada a las necesidades del campesinado, promoción de la cultura campesina, y minería con carácter social, ambiental y autosustentable.

En este sentido es fundamental promover la territorialidad campesina a través del reconocimiento efectivo de las figuras de Zonas de Reserva Campesina, que permita su desestigmatización, entendiendo que estas corresponden a espacios que promueven la economía campesina, la tenencia y distribución adecuada de la tierra y la vida digna del campesinado.